A la vida le place, el demostrar que está viva.
Susurra enturbiadamente, los senderos que desea mostrarnos.
Éstos se acaban,
Se encojen,
Y…se esfuman.
Calles desangeladas, con cánticos de mañanas soleadas.
Y yo, triste pajarillo, sin jaula donde resguarecerme.
Oxidada,
Encogida,
Y…eliminada.
Llené mi vivir con iras, odios y venganzas trasnochadas.
Y Repoblé mis heridas, aunque mi saliva se esforzaba en curarlas.
Se abrían,
Se infectaban,
Y…engangrenaban.
Todo me llevé, lo malo, lo bueno y lo aun por tener.
Apenas se prendían constantes en mi enclaustrada alma.
Y se callaba,
Se asediaba,
Y…mataba.
Sé que mi espíritu aprietas, sé que escucharé tus burlas,
Que aunque mis pies no me lleven, hasta ti llegaré.
Y no pretendía.
Sin querer
Y…llegué.
Sé que mi sombra no sé sostener y que mi rastro ando borrando.
¿Dónde andas que te me escapas?,
¿Eres el yo perdido; el que todos andaban matando?
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Carmen Padial.
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