lunes, 9 de marzo de 2009

Osho: Superconsciencia.

Cuanto menos ama un hombre, más odia. Cuanto menor sea el grado de amor que colme en su vida, más malévola será ésta. Los que se hallan faltos de amor se hallan, en ese mismo grado, llenos de envidia. Cuanto menos ama un hombre, más en conflicto vive. La gente tendrá tantas más preocupaciones, más infelicidad y más complejos de inferioridad cuanto más les falte el amor en sus vidas, Cuanto más se halle sumergido el hombre en preocupaciones, en su vanidad, en falsedades y en estados similares, en mayor medida su energía se debilitará, enfermará y languidecerá y estará más tenso y tirante en todo momento. Y para este grupo de emociones toscas y groseras, degradadas e inferiores, no existe otra puerta de salida que la del sexo.

El amor transforma las energías. El amor es fluido, creativo; fluye y sacia. Esa gratificación es mucho más valiosa y profunda que la que se obtiene por medio del sexo. Aquel que se halla familiarizado con este sentimiento nunca buscará ningún otro sustituto del mismo modo que aquél que adquiere joyas nunca buscará piedras...

Sin embargo, un hombre lleno de odio no puede encontrarse nunca satisfecho. Siempre está inquieto; lo destruye todo con su movimiento. Y la destrucción nunca trae felicidad. Sólo la creación puede dar un sentimiento de gratificación. Un hombre lleno de envidia siempre se mantiene beligerante y en conflicto, pero ese estado nunca le aportará satisfacción. Una persona agresiva invade el territorio de los demás.

Pero el éxtasis sólo puede lograrse mediante el dar, nunca median-te el tomar. El poseer y el acumular nunca aportarán paz a la mente, sino que dicha paz solamente podrá alcanzarse a través del dar y el compartir. Un hombre ambicioso salta de un cargo a otro; nunca se halla en paz. Aquellos que no van tras el poder, sino tras el amor, aquellos que derraman amor a todo su alrededor, se hallan en exaltado éxtasis. Cuanto más lleno de amor se halle un hombre, más satisfacción, una satisfacción profunda, un goce, una sensación de realización, encontrará en lo más profundo de su corazón. Un hombre así no se interesará ni intentará dirigir su atención hacia el sexo, pues el éxtasis que puede lograrse a través de éste se halla siempre a su alcance a través del amor.

El siguiente paso consiste en hacer crecer al amor en su total mag-nitud. Debiéramos adorar al amor, debiéramos contribuir al amor; debiéramos vivir en amor. Pero el amar solamente a los demás, no es una prueba de amor. La devoción al amor es colmar toda la perso-nalidad de amor. Estoy hablando de una educación plena en el amor. Deberíamos recoger del suelo una piedra como si estuviéramos levantando a un amigo; deberíamos estrecharle la mano a un enemigo del mismo modo que se la estrechamos a un amigo.

Algunas personas tratan a las cosas materiales con amoroso cuidado, mientras otros dispensan a los demás un trato que ni siquiera debiera dársele a los objetos inanimados. Para un hombre inmerso en el odio, los humanos no son mejores que los objetos inanimados. Pero un hombre lleno de amor otorga una individualidad, una personalidad, incluso a los objetos inanimados que toca.

Por supuesto que a veces hacemos teatro en nombre del amor... ¿Crees que un hombre es capaz de amar a una persona y al mismo tiempo odiar a otra persona? No, es imposible. Un hombre lleno de amor, incluso cuando se halla solo, estará lleno de amor, pues el amor constituye su naturaleza misma; no tiene nada que ver con la relación que tengas con él. Un hombre lleno de ira estará enojado incluso si está solo. Un hombre lleno de odio, odia aun cuando está solo. Obser-va a ese hombre cuando está solo y verás que se halla irritado aun cuando no muestra su ira hacia nadie en especial. Todo su ser rebosa odio e ira. Del mismo modo, si ves a un hombre lleno de amor, sentirás que, incluso cuando se halla solo, está rebosante de amor. Las flores que florecen en la jungla diseminan fragancia, haya alguien que las aprecie o no, haya alguien que pase por ahí o no. Una flor siempre está esparciendo su fragancia innata. Diseminar su aroma es su natu-raleza. No te ilusiones creyendo que la flor emite su fragancia para ti.

Nuestro ser debería estar lleno de amor. No debería depender de aquello que amamos. Pero el amante desea que su amada lo ame a él y a nadie más. «Amor significa amarme solamente a mí», dice. No sabe que aquellos que no son capaces de amar a todos, no son capaces de amar a nadie. La esposa afirma que el marido debiera amarla sólo a ella y que no debiera mostrar afecto por nadie más. Y no sabe que ese amor es falso y que ella lo ha vuelto falso. ¿Cómo puede un es-poso que no se halle en todo momento lleno de amor hacia todo el mundo, ser «amoroso» con la esposa?

Estar lleno de amor es la naturaleza de la vida. No se puede estar lleno de amor hacia alguien y no sentir nada de amor hacia otra per-sona. Pero la Humanidad no ha sido capaz de comprender esta sencilla verdad.

Es imperativo tener un corazón lleno de amor; debiéramos tener una actitud amorosa. La cualidad humana surge únicamente cuando hay un corazón amoroso y, junto con ello, un sentimiento de satisfacción, una profunda y maravillosa satisfacción. ¿Has notado alguna vez que, después de mostrarle algo de amor a alguien, todo tu ser se ve invadido por una ola de satisfacción, por un estre-mecimiento de alegría? ¿Te has dado cuenta alguna vez de que los momentos de serena satisfacción son aquellos en que el amor incon-dicional se hallaba presente?
Y el amor puro sólo puede sobrevivir si no se ve adulterado con condiciones. Un amor condicional no es amor. ¿No has tenido una sensación de complacencia después de haberle sonreído espon-táneamente a un desconocido en la calle? ¿No sentiste una brisa de paz después de hacerlo? La ola de plácida alegría que experimentas después de levantar a un hombre que se ha caído, tras animar a una persona decaída o regalar flores a un hombre enfermo, no tiene límite. No ocurre lo mismo cuando lo haces porque él o ella sean tu padre o tu madre. No, puede que esa persona en particular no sea nadie espe-cial para ti, sino que tú lo hagas porque el regalar es en sí mismo una recompensa, un gran placer.

El amor debe expandirse en nuestro interior: el amor hacia las plantas, el amor por los seres humanos, el amor por los desconocidos, el amor por aquellos que se hallan camino de la luna, de las estrellas. El amor debería estar siempre aumentando.








Del Sexo a la Superconsciencia.

1 comentario:

OshoMaestro dijo...

Carmen:

Muchas gracias por tu blog.

Comparto con Ustedes el siguiente link acerca de la visión de Osoh:

http://osho-maestro.blogspot.com/

Afectuosamente,

Gonzalo