
Mientras, las horas pasan, ya pesadas
Y el corazón ya ni late ni habla.
Soy yo, con torpeza y reticencia.
Soy yo, pese a todas mis cortezas.
En nada queda el eje del mundo
Ahora quedó todo tan en un horizonte...
Que no es mío, ni he esperado.
Temo en la espera y en el triste legado
De la herida en herencia, forjada en días pasados.
Torpemente esquivas las olas
De un mar que solo rompe en un arrecife
Que construí con estas dos cobardes manos.
Mientras, dueño de mí,
Mi recuerdo,
Mi miedo y mi silencio.
***
Carmen Padial.
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