lunes, 16 de febrero de 2009

CASTILLA.


Tú me levantas, tierra de Castilla,

en la rugosa palma de tu mano,

al cielo que te enciende y te refresca,

al cielo, tu amo.


Tierra nervuda, enjuta, despejada,

madre de corazones y de brazos,

toma el presente en ti viejos colores

del noble antaño.


Con la pradera cóncava del cielo

lindan en torno tus desnudos campos,

tiene en ti cuna el sol y en ti sepulcro

y en ti santuario.


Es todo cima tu extensión redonda

y en ti me siento al cielo levantado,

aire de cumbre es el que se respira

aquí, en tus páramos.


¡Ara gigante, tierra castellana,

a ese tu aire soltaré mis cantos,

si te son dignos bajarán al mundo

desde lo alto!
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Miguel de Unamuno.

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