
Rebusco ante mi terca sordera,
La canción que un día me llene.
No acabo de encontrarla,
Será la condena del que nada sabe,
O no quiere en verdad saber.
Sin el amparado de esa melodía vienen:
Los gritos, mentiras y disfraces de pena,
Adornados con sonrisa forzada,
Y esa falsedad, que te sabe corroer.
Deseo esparcirme, hervir.
Desbordarme en el tiempo que me haya tocado,
Hasta donde siempre se te espera…
Mejor la muerte que ser parte de un ganado.
¿No?
En la lucha contra esta cobarde
Las horas yermas
Son lisos estandartes
De un sinsabor, ni querer saborearse.
Entre tanta basura me hallé,
Que ahogaba mi espíritu tanta deshecho
O un creer perder la cordura
¿Tal vez lo deseé…?
O un pensar… ¿me equivoqué?
Este no era mi tiempo,
Ni mi mundo, ni mi amanecer.
Tiranía, recelos, excrementos del alma.
Torcederos y tenaces, como horma
Que te hace caer una y otra vez.
Y sigo siendo yo.
Tras tantos moldes, corsés y equidistancias
Tantas ferias y bailes, en los que nunca me encontré.
Soy yo el enemigo al que venzo
Mi única tirana, mi peor juez.
Soy yo mi enquistado rencor.
Y ahora que te he dado la mano,
Ahora es cuando te reconozco.
Tal vez de ambas aprendamos
O juntas caigamos
En el pozo, del que no se sabe ser.
__
La canción que un día me llene.
No acabo de encontrarla,
Será la condena del que nada sabe,
O no quiere en verdad saber.
Sin el amparado de esa melodía vienen:
Los gritos, mentiras y disfraces de pena,
Adornados con sonrisa forzada,
Y esa falsedad, que te sabe corroer.
Deseo esparcirme, hervir.
Desbordarme en el tiempo que me haya tocado,
Hasta donde siempre se te espera…
Mejor la muerte que ser parte de un ganado.
¿No?
En la lucha contra esta cobarde
Las horas yermas
Son lisos estandartes
De un sinsabor, ni querer saborearse.
Entre tanta basura me hallé,
Que ahogaba mi espíritu tanta deshecho
O un creer perder la cordura
¿Tal vez lo deseé…?
O un pensar… ¿me equivoqué?
Este no era mi tiempo,
Ni mi mundo, ni mi amanecer.
Tiranía, recelos, excrementos del alma.
Torcederos y tenaces, como horma
Que te hace caer una y otra vez.
Y sigo siendo yo.
Tras tantos moldes, corsés y equidistancias
Tantas ferias y bailes, en los que nunca me encontré.
Soy yo el enemigo al que venzo
Mi única tirana, mi peor juez.
Soy yo mi enquistado rencor.
Y ahora que te he dado la mano,
Ahora es cuando te reconozco.
Tal vez de ambas aprendamos
O juntas caigamos
En el pozo, del que no se sabe ser.
__
Carmen Padial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario