martes, 23 de junio de 2009

Nuestro solsticio de verano y la noche de San Juan.



Midsummer, Litha , Samhraidh (21-24 de Junio).

En Midsummer los días son cada vez más largos y las noches cada vez más cortas. El solsticio es un punto astronómico y, debido a las variaciones del calendario gregoriano, la fecha puede variar algunos días dependiendo del año. El solsticio del verano ocurre cuando el sol alcanza el trópico del cáncer, y experimentamos el día más largo y la noche más corta del año. Y esto marca el inicio del verano, que sucede alrededor del 21 de junio.

El solsticio de verano es el momento del año en el que el Sol alcanza su máxima posición Norte, desde épocas Neolíticas se celebra esta festividad del sol, astro que es adorado como máximo exponente pagano.

La naturaleza forjada del brío y la energía, teñida del misterio -sobre todo el de las horas en las que la luna lanza su destello entre el que muestra y oculta- tanto es así que , las plantas, durante ese período, se creía que adquirían propiedades mágicas (por lo que mucha gente cortaba plantas y las recolectaba).

En países del norte de Europa, el solsticio de verano era la época de mayor fertilidad, y por tanto se llevaban a cabo sacrificios rituales para asegurar buenas cosechas y prosperidad. En otras regiones se saltaba por encima de las hogueras, sorteando de este modo la mala suerte en el resto del año.

Midsummer se basa en festejar, beber, bailar, y estar con los miembros de la comunidad a la que perteneces, celebrando la vida y todos sus placeres, pero también hay lugar para la introspección. La magia abraza este solsticio y es el día de los fuegos fatuos, los encuentros con las hadas y la transformación de lo cotidiano en mágico. Es una época muy buena para obtener augurios y llevar a cabo tareas de adivinación.

La oscuridad ha sido vencida, de nuevo la vida ha renacido, ello tendrá su término en el próximo Samhain. Pese a que la madre Naturaleza ya ha madurado y empieza a decrecer, es un momento de máxima vitalidad, que invita a celebrar la vida y a llevar a cabo el crecimiento personal.

Por la cristianización, este solsticio pasó a ser estrechamente relacionada con las brujas y la magia y así pasó a ser demonizada y de este modo introducir el concepto de la Noche de San Juan en su lugar en el corazón de los pobladores que aun profesaban el paganismo. Pese a todo, el carácter pagano y ancestral de esta fiesta solar nunca ha sucumbido a los ataques que la intentaron prohibir.

En la tradición druídica irlandesa se llamaba Mean Samhraidh. Esta fiesta estaba relacionada con el dios Manannán Mac Lir (dios del mar) y Áine (una diosa de la fertilidad).

En la neopagana se llama Litha (una forma de dividir los meses de Junio y Julio según “De temporum ratione”.

En la tradición druídica galesa/británica se llama Alban Hefin “Luz de Verano”.

En la germánica se llama Midsummar (relacionada con Frigga).

Noche de San Juan, en la tradición cristiana.

Tradiciones:

El fuego, es el elemento principal de esta fiesta, casi omnipresente a lo largo y ancho de las fiestas paganas europeas. La hoguera, simboliza la vida, la fertilidad, el vigor, tenía el poder de reunir a los miembros de la tribu o el pueblo y servía de motivo para bailes, canciones y cuentos.

En la hoguera de Midsummer se quemaban determinadas hierbas, algo que aún hoy se hace en algunos pueblos. La Ruda, La Verbena y el Hipérico (hierba de San Juan) se consideran hierbas talismán para esta noche.

Esta fecha era aprovechada para celebrar uniones, pues un matrimonio o compromiso representaba el símbolo de la perpetuidad de la vida, y otra celebración igual de alegre.

En países de raíz germana se celebraba también una especie de carnaval, en la que todo el pueblo se disfrazaba.

Se realizaban peregrinajes a fuentes y manantiales como algo habitual también en esta noche, ya que, como las hierbas y los fuegos fatuos, adquirían propiedades mágicas.


Los alimentos que se consumían en estas fiestas mostraban todo aquello que estaba saliendo de la cosecha que empezada en Beltaine, y por tanto, la fruta y la verdura así como la mejor carne estaban presentes. La cerveza sobretodo, y los pasteles (como en Cataluña, la “coca”) eran lo más usual.


La música, el baile las notas felices eran invitadas de honor en esta festividad.

La noche de San Juan, la noche de brujas, esa noche, a la gran hoguera, deberán arrojarse todos los objetos, conjuros, deseos, en conclusión todo aquello que simbolice lo que queremos que desaparezca.

Las plantas y hierbas para usar en la noche de San Juan son: lavanda, manzanilla, rosas, margaritas, lirio, manzanilla, el sauco, el hinojo, el espliego, la hierba de San Juan, la verbena.

Hadas, espíritus y deidades de la naturaleza andan sueltos por los campos; los agricultores dan gracias por el verano, las cosechas, las frutas y por disponer de más horas para cumplir con sus tareas y entregarse a la diversión. También es el momento justo para pedir por la fecundidad de la tierra y la de los mismos hombres; además se debe comenzar a almacenar alimentos para pasar el otoño y el invierno.

En un principio se creía que el sol no volvería a su esplendor total, pues después de esta fecha, los días era cada vez más cortos. Por esta razón, fogatas y ritos de fuego de toda clase se iniciaban en la víspera del pleno verano, o 20 de junio, para simbolizar el poder del sol y ayudarle a renovar su energía.

Posteriormente se encendieron fogatas en las cimas de las montañas, a lo largo de los riachuelos, en la mitad de las calles y al frente de las casas. Se organizaban procesiones con antorchas y se echaban a rodar ruedas ardiendo colinas abajo y a través de los campos.

Huellas en las culturas:

Obviamente esta fiesta solsticial es muy anterior a la religión católica o mahometana.

La celebración celta del Beltaine, que se realizaba el primero de mayo. El nombre significaba “fuego de Bel” o “bello fuego” y era un festival anual en honor al dios Belenos. Durante el Beltaine se encendían hogueras que eran coronadas por los más arriesgados con largas pértigas. Después los druidas hacían pasar el ganado entre las llamas para purificarlo y defenderlo contra las enfermedades. A la vez, rogaban a los dioses que el año fuera fructífero y no dudaban en sacrificar algún animal para que sus plegarias fueran mejor atendidas.

Los incas en Perú en sus dos festivales primordiales eran el Capac-Raymi (o Año Nuevo) que tenía lugar en diciembre y el que se celebraba cada 24 de junio, el Inti-Raymi (o la fiesta del Sol) en la impresionante explanada de Sacsahuamán, muy cerca de Cuzco. Justo en el momento de la salida del astro rey, el inca elevaba los brazos y exclamaba: “¡Oh, mi Sol! ¡Oh, mi Sol! Envíanos tu calor, que el frío desaparezca. ¡Oh, mi Sol!” Este gran festival se sigue practicando y representando hoy en día.

Los antiguos mitos griegos llamaban a los solsticios “puertas” y, no les faltaba razón. La “puerta de los hombres”, según estas creencias helénicas, correspondía al solsticio de verano (del 21 al 22 de junio) a diferencia de “la puerta de los dioses” del solsticio de invierno (del 21 al 22 de diciembre). En las fiestas griegas que eran dedicadas al dios Apolo, se celebraban encendiendo grandes hogueras de carácter purificador.

Los romanos, por su parte, dedicaron a la diosa de la guerra Minerva unas fiestas con fuegos y tenían la costumbre de saltar tres veces sobre las llamas. Ya entonces se atribuían propiedades medicinales a las hierbas recogidas en aquellos días.

Numerosas leyendas fantásticas que abrazan con amor el significado de esta noche, son unánimes al decir que es el período en el que se abren de par en par las invisibles puertas del “otro lado del espejo”. Será posible el acceso a grutas, guaridas, castillos y palacios encantados; se liberan de sus prisiones y ataduras los sometidos en cuerpo o espíritu, reinas cautivas, princesas y las infantas encerradas en el halo de algún embrujo, ensalmo o maldición.

Bramarán los cuélebres (dragones) y volaran los “caballucos del diablo”; saldrán a dar un vespertino paseo a la luz de la Luna seres femeninos misteriosos en torno a sus infranqueables moradas; afloraran enjambres de raros espíritus del pueblo de los duendes amparados en la oscuridad de la noche y en los matorrales.

Las mujeres enamoradas sueñan y adivinan quién será el hombre que las despose; las plantas venenosas dejaran de serlo, en cambio, las salutíferas centuplican sus virtudes; los tesoros se remueven en las entrañas de la Tierra y quedan al alcance del ojo humano; el rocío cura ciento y una enfermedades y además hace más hermoso y joven a quien se embadurne todo el cuerpo; las aguas de ríos y del mar también te donaran belleza, los helechos florecen al dar las doce campanadas...

Esta noche se abre la puerta que nos introduce al conocimiento del futuro y a las dimensiones mágicas de la realidad, pregunta y lo que seba saber se sabrá. Es la noche en que los entierros arden, el Diablo anda suelto y los campos son bendecidos por el Bautista.
En la mañana, muy temprano la gente se lava el pelo y la cara con las aguas bendecidas y comienza a llamar, tres veces consecutivas:

-¡San Juan!, ¡San Juan!, dame milcao (guiso de papas con manteca) yo te daré pan.

La tradición de enramar las fuentes está relacionada con la prosperidad, la abundancia y la fecundidad. La tradición dice que al amanecer del primer día de verano, las mujeres recogían de las fuentes la flor del agua con la esperanza de encontrar pareja, concebir hijos o hacerse con poderes curativos. Al amanecer, cuando las mujeres iban a la fuente, se cantaba a la flor del agua.

Carmen M. Padial.

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